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el batallón

Bochorno napolitano

El registro lingüístico del sanchismo sigiloso es más propio de la Camorra que de la segunda magistratura del Estado

La España mamarracha

¿Y si fueron los enchufes?

Álvaro Martínez

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La Pájara, el Petardo, el Tocacojones, el Tronco, el Torpe... La chispeante y rica jerga del sanchismo gobernante para referirse a los suyos (no me imagino cómo se referirán en sigilo a quienes están al otro lado del Muro), recordaría al grupo que formaban el ... Chuli, el Cabra, el Pai y Carmina Ordóñez, si no fuera porque revela la ausencia del más mínimo resquicio de escrúpulo político y alumbra un registro lingüístico más propio de la Camorra napolitana que de la segunda magistratura del Estado. Encaja, no obstante, con el espíritu y la secuencia argumental de la «máquina del fango», la «fachosfera», los «pseudomedios lanzabulos», los «jueces que prevarican», la «política de casquería» (última entrada en el Diccionario de Enemigos del Sanchismo) y otras simplezas sintagmáticas con las que aún se pretende engañar al personal, que si en un principio conseguían su objetivo a estas alturas y con la cabeza llena de palabrería banal se convierten en la típica jerigonza de trilero, «dónde está la bolita», que pretende confundir al último pardillo que se acerca al tenderete.

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