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el batallón

Los amigos de Peter

Júbilo máximo en la guarida de Waterloo donde se esconde el forajido y donde, visto lo visto, Santos Cerdán se encontraba como en casa

Álvaro Martínez

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Tras las dos semanas de subida a ese Gólgota rodeado de ladrones y 'sobrinitas' (presuntos los unos y las otras, claro), Sánchez, ese zombi enamorado, ha resuelto en dos días las dudas de sus simpatiquísimos socios, grandes amigos de España, sobre las formidables ventajas ... de mantenerle en La Moncloa hasta que termine la legislatura y más allá. Su parvulario y desleal comportamiento con los países aliados en la pasada cumbre de la OTAN estaba dedicado a calmar a Yolanda Díaz y su partido menguante, no le fuera a dar un soponcio armamentístico después de que Compromís haya también abandonado el barco de Restar. A Sánchez le importa un comino España y la imagen que proyecta en el exterior, su prestigio y su solvencia, es el verdadero paradigma del «ande yo caliente...» y no pierde un nanosegundo en demostrarlo aunque para ello tenga que arrastrar por un zarzal el crédito internacional de nuestro país. El numerito de colocarse un metro más allá del grupo en la foto de familia para distanciarse del resto es de un infantilismo conmovedor que seguramente convenció a Yolanda.

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