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casa de fieras

Nacho Vegas y el placer

El alivio no es lo mismo que la felicidad. Es más breve, más humilde. No necesita futuro

Nunca es la última

Alejandro Sawa, el príncipe de la bohemia

Alfonso J. Ussía

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Escribe Nacho Vegas este verso: «Quizá cualquier placer sea un alivio». Nacho tiene la manía de hacer cosas que duelen, que curan, que recuerdas, que sufres o que dibujan una mueca de bienestar canallesco para el resto del día. De nuevo, tiene razón al decir ... que «quizá cualquier placer sea un alivio». No importa su tamaño. A veces basta un vaso de agua fría cuando hace falta, o el humo del cigarro como si fuera un pequeño milagro cotidiano. Son cosas que no salvan la vida, pero la sostienen. El placer funciona como una rendija. No abre la puerta, pero deja pasar aire. No resuelve el cansancio ni borra la herida, pero interrumpe la presión que se acumula dentro. Ese segundo basta, aunque sea un instante. Hay placeres mínimos que casi parecen insignificantes. No duran, no prometen nada. Y, sin embargo, ahí están, devolviendo un poco de vida a lo que parecía gastado.

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