casa de fieras
Brindis por la imaginación
La realidad es como un mal sastre: siempre te aprieta donde más duele y nunca te queda bien
Pantallocracia
'Chateaux Relais Sotó Royale'
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Iniciar sesiónDebemos plantar cara a la mediocridad. Si hay algo que distingue al ser humano del resto de los animales, además de su manía por complicarse la vida por la torpeza, es la imaginación. Esa facultad que nos permite viajar sin movernos del sillón, conquistar ... imperios con una pluma o enamorarse de alguien que no existe más que en el desván de nuestra cabeza. La imaginación es el único ministerio que funciona sin presupuesto, sin horarios y sin necesidad de sobornos, al menos hasta ahora.
Hay quien dice que la realidad es tozuda, y no le falta razón. La realidad es como un mal sastre: siempre te aprieta donde más duele y nunca te queda bien. Pero la imaginación es un traje a medida. Con ella uno puede ser emperador, pirata o filósofo, y todo a la vez incluso. Es como la literatura. ¿Que la vida te pone un lunes gris? La imaginación te pinta un sábado en una playa del Caribe. ¿Que el jefe te regaña? En tu cabeza, ya lo has despedido y estás dirigiendo la empresa desde una tumbona en la playa que te dé la gana. No hay límite, salvo el que uno se impone por falta de práctica o por exceso de seriedad, que es una enfermedad muy extendida. A esto sumémosle la IA, ese enemigo en forma de mayordomo que ha venido para fomentar el fin de la creatividad.
Recuerdo haber conocido en Comillas a un tipo que, sin moverse de su taberna favorita, había recorrido el mundo entero. No es que fuera un mentiroso, no; era un imaginador. Mientras apuraba su vaso de vino, narraba con detalle cómo había escalado el Himalaya, discutido con beduinos en el desierto o bailado tangos en Buenos Aires. ¿Que no había salido nunca de pueblo? Detalle sin importancia. Su mente había viajado más que el baúl de un diplomático, y con menos gastos de aduana. Porque la imaginación no paga billetes ni sufre retrasos, ahora que viajar es sinónimo de ser una oveja en la trashumancia. Pero no se equivoquen: la imaginación no es solo un pasatiempo para soñadores o un refugio para los que huyen de la realidad. Es un arma poderosa. Con ella se han construido catedrales antes de poner la primera piedra, se han ganado batallas antes de disparar un tiro y se han escrito libros que han cambiado el rumbo de la historia. La imaginación es el plano donde se dibuja lo imposible antes de que se vuelva posible. Sin ella, Colón no habría cruzado el charco, ni Edison habría encendido una bombilla, ni yo estaría aquí escribiendo estas líneas con la esperanza de que alguien las lea.
Como todo poder, la imaginación tiene su lado oscuro. Puede ser una tirana. Hay quien se pierde en sus propios mundos y olvida volver. Hay quien imagina tanto que se olvida de vivir. Y luego están los que usan la imaginación para enredar, para inventar excusas o para venderte un puente que no existe. Pero en los tiempos que corren, la imaginación es lo que nos separa de ser un código fuente. No teman a la imaginación. Es nuestro mejor regalo.
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