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La Tercera

He visto a Curro Romero

De limpios mueren también los toreros. Porque el miedo se lo lleva todo. El miedo deja en los huesos. Purifica. Por eso es tan importante la reivindicación de la inmensa valentía de Curro

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Alberto García Reyes

Curro quitó los sobres en Pamplona. Citó en su habitación del hotel a los críticos más influyentes, los célebres sobrecogedores, y les dijo: «Ya no voy a repartir más porque lo poquito que me queda después de jugarme la vida es para mi familia, que ... está muy justita, así que ponerme lo que me tengáis que poner». Romero les aclaró una cosa más: «No preocuparos, que no voy a contarle lo que he hecho a ninguno de mis compañeros». Su apoderado, Pepito Camará, hijo del famoso don José, le reprochó el exceso de valentía, pero tuvo que callarse tras su explicación: «Mira, Joselito, de lo de ayer ponen los telegramas: 'Curro Romero, bronca y gran bronca...'». Hombre, si trincaba el tío, digo yo que por lo menos podía haber quitado lo de gran…».

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