La Alberca

La palabra de Feijóo

Después del pacto del CGPJ hay que seguir regenerando la justicia desde la Fiscalía hasta el Constitucional

El pseudoescándalo de los ERE

Dimitir a cachitos

El pacto parece hermoso, está bien vestido y huele bien. Pero tiene un punto débil. La palabra de Sánchez. Todo lo demás es esperanzador. Por fin los dos grandes partidos se ponen de acuerdo en algo y logran representar a la gran mayoría. La ... reacción de los extremos y los independentistas lo demuestra. Todos saben que su representación minoritaria queda en una anécdota si la apisonadora de la gran coalición se pone en marcha. Y eso les lleva a protestar por lo contrario que protestaban antes. Rufián consideraba escandaloso anteayer que el Poder Judicial siguiese sometido a la cerrazón del PP. Él todavía no entiende que las mayorías de tres quintos no las bloquea uno solo, pero ese sería otro capítulo. Lo divertido es que lo que le parece escandaloso hoy a Rufián es que el PSOE haya llegado a un acuerdo. ¿Cómo acusa ahora a los fachas de fachas? El análisis es demasiado simple, sí, pero es que el nivel de la política contemporánea no da para más. Por eso los radicales sufren tanto con el consenso. El pacto de CGPJ es una derrota para los antisistema.

Pero cuidado con la euforia. Es, sin duda, una buena noticia que Sánchez y Feijóo hayan cedido para encontrarse en el espacio del sentido común. Sin embargo, queda mucha tarea aún para despolitizar la Justicia. Porque es un paso atrás celebrar que con este acuerdo Dolores Delgado nunca podría haber pasado de ministra a fiscal general. ¿Era necesario acordar por escrito algo así? Cuando los desmanes políticos se tienen que frenar con normas escritas es que la desvergüenza va ganando. Dolores Delgado nunca tendría que haber pasado de ministra de Justicia a fiscal general. Punto. Álvaro García Ortiz jamás debería haber cruzado tantas líneas con la amnistía, la pareja de Ayuso o la designación caprichosa de Delgado. Punto. En el Tribunal Constitucional jamás se debería haber permitido que un presidente que se abstuvo en los ERE cuando el caso llegó al Supremo sí vote ahora para exonerar a los condenados del partido que le ha puesto ahí. Jamás debería haber hecho la ponencia absolutoria una persona que fue condecorada por uno de los que se va a beneficiar de su decisión. Y jamás debería haber votado dicha ponencia Juan Carlos Campo, que fue alto cargo de la Junta de Andalucía durante la época de Manuel Chaves, otro de los favorecidos. Punto. Nos merecemos una justicia sin suspicacias y libre de dudas. Probablemente la ponente habría hecho la misma exposición de motivos si no hubiese sido galardonada porque quienes ahora va a exculpar, pero la mera posibilidad de que nunca sepamos esto a ciencia cierta lo nubla todo. Y ahora que se ha desbloqueado el CGPJ es cuando toca decir estas cosas. Le toca a Feijóo, que ha empeñado su palabra en un pacto con un partido que incumple promesas y cambia de opinión varias veces al día. Ojalá el acuerdo se cumpla en todos sus términos porque es puro oxígeno para nuestra democracia. Pero hay que seguir hasta que la regeneración sea completa. Y para que podamos comprobar si la palabra de Feijóo vale la pena o vale lo mismo que la de Sánchez.

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