La Alberca
Montero Cuadrado
La única opción que le queda a la vicepresidenta de ser creíble como candidata es el cambio de identidad, como los árbitros
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Iniciar sesiónEl truco que se han inventado los árbitros para fomentar el olvido de sus patinazos es esconderse detrás de sus nombres de pila. El aficionado del Cádiz recordará siempre a Iglesias Villanueva, autor del error arbitral más grosero jamás visto en un partido en ... España, pero ahora este colegiado aparecería en el marcador como Ignacio Iglesias, lo que le permitiría regresar al Carranza sin consecuencias como mago del despiste. El Comité arbitral motiva el cambio en el acercamiento de los trencillas al pueblo. Quieren humanizar al del silbato, aproximarlo a la gente, ponerle carne y hueso a los fríos apellidos del colegio castellano-leonés. Pero la realidad es que ahora Carlos Velasco podría aparecer por el Bernabéu sin que se le relacionase con Velasco Carballo y Joaquín Ramos se podría presentar en el centro del campo del Barcelona sin que nadie supiese que es Ramos Marcos. El heterónimo arbitral es ilusionismo, una fuga del pasado ante nuestros propios ojos, una amnistía.
Perdemos el tesoro eufónico de los apellidos de los jueces futbolísticos, Undiano Mallenco, Ansuategui Roca, Guruceta Muro, Daudén Ibáñez, Iturralde González o Mateu Lahoz, a cambio de subir al balompié en el vagón de la irresponsabilidad. En realidad, la treta arbitral sigue el manual de instrucciones de la política. Véase el caso flagrante de Pedro Sánchez, que ya no conoce de nada a Santos Cerdán, que por cierto tiene un magnífico nombre de colegiado navarro. El presidente nunca dijo lo contrario de lo que ha hecho, ni Puigdemont dio un golpe en Cataluña, ni Junqueras malversó, ni Ábalos ha sido ministro de Transportes, ni el fiscal general borró su móvil, ni Conde-Pumpido ha convertido el Constitucional en constituyente. Ha bastado con cambiar el nombre a todo ese entramado que otrora fue sedicioso, derechón y filoterrorista. Ahora se llama 'bloque de progreso'.
Tampoco sabe nada de los ERE María Jesús Montero, que nunca fue consejera de la Junta de Andalucía con José Antonio Griñán ni reclamó a Rajoy una nueva financiación que pusiese fin a las regalías a los independentistas. Ella ha sido la elegida por el 'Número Uno' para liderar el plan anticorrupción del Gobierno, ella, sí, la que puso la mano en el fuego por Cerdán. Seguro que no empezará su trabajo por averiguar qué ha pasado en el TEAC, cuyo presidente dimitió por motivos personales tras ser acusado de recibir dinero por parte de empresarios a cambio de quitarles multas de Hacienda.
En el mundo taurino se dice que el único que no miente es el toro y en el del fútbol, la pelota. ¿Y en la política? Quizás el mejor ardid de la ministra para poder salvar los muebles como candidata en Andalucía es el arbitral. Un cambio de identidad. Debería presentarse en las listas como Montero Cuadrado, aunque hay que tener cuidado con los cambios de nombre porque fíjense lo que le ha pasado al colegiado Gil Manzano, que ahora se llama Jesús Gil. Tire por donde tire, le coge el toro.
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