Suscribete a
ABC Premium

La Alberca

Dimitir a cachitos

El cuento de la buena pipa de Yolanda es un sí pero no, que es lo contrario al no pero sí de la amnistía

El epistolario pétreo

El bulócrata

Alberto García Reyes

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Yolanda es como aquel preso del chiste de Lopera que un día se presentó en la enfermería de la cárcel porque le dolía un brazo. El médico se lo estudió y decidió amputárselo. Al cabo de la semana el preso volvió a la enfermería porque ... le dolía el otro brazo. Tras varias pruebas, el doctor decidió volver a amputar. Una semana después, el reo tenía dolores en una pierna. Cuando el médico se la vio determinó que había que cortársela. Apenas habían pasado unos días cuando el cautivo sintió una punzada en la pierna que le quedaba. El galeno lo vio claro: otra amputación. El director de la cárcel se enteró de la historia y rápidamente se sintió embargado por la preocupación, de manera que ante la merma incesante de atributos del condenado, fue a visitarlo a su celda y le preguntó: «¿Tú no te estarás escapando poquito a poco?». Yolanda se ha amputado el mando de Sumar, pero ella misma, que habla de sí en tercera persona, lo enrevesa: «Yolanda Díaz no se va, lo que ha hecho es política de la buena porque cuando hay malos resultados electorales, en mi convicción política hay que asumir responsabilidad y quiero hacer pedagogía». ¿Entonces se va o se queda? Que parece esto la amnistía. Pedro Sánchez tres días antes de las elecciones generales: «Es algo que, desde luego, este Gobierno no va a aceptar y que no entra en la legislación y en la Constitución española». El día después de esos comicios y con los siete votos de Puigdemont enseñándole la llave de La Moncloa: «Cataluña está lista para el reencuentro total. En el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña». Yolanda se ha contagiado del sí pero no, o del no pero sí, o del sino del sanchismo. Ha dimitido, pero por partes. Su brazo izquierdo ya no dirige Sumar. El derecho sí. Porque lo que ella hace es política fetén, que se ve que consiste en que no le amputen nunca la mano con la que agarra la nómina. No sé quién dijo que un cínico es el que sabe el precio de todo y el valor de nada. Pues eso. Yolanda nos está cantando el fandango del cinismo: «Aunque me voy, no me voy,/ aunque me voy, no me ausento/ porque me voy de palabra/ pero no de pensamiento». De la indemnización en diferido de Cospedal a la dimisión a cachitos de Díaz. Política de la buena.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia