Suscribete a
ABC Premium

la alberca

El dedo de Vallecas

La agresión a Ocampos no es racista, ni homófoba, ni machista, por lo que no es un escándalo, sino una gamberrada

Amnistía en supositorio (30/1/24)

Las palabras del burro (23/1/24)

Alberto García Reyes

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Lucas Ocampos se quedó como Curro Romero cuando un poseso, endemoniado porque el Faraón se negaba a matar el toro alegando que ya estaba toreado, saltó al ruedo de Las Ventas y le dio un empujón contra las tablas que le metió los estribos en ... los riñones. El de Camas, armado con el descabello, se volvió a poner en pie serenamente, miró a los ojos de su agresor mientras éste le dedicaba una sarta de piropos, y luego se marchó en silencio. Del asaltante se encargó la cuadrilla. El maestro se largó y no le dedicó ni un solo comentario público al personaje jamás. Sólo en privado, y muchos años después, ha hablado Curro sobre aquel ataque. Con su natural senequismo.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia