LA ALBERCA
Bienvenidos a la Doctrina Social
La progresía atea ha descubierto con Francisco que la Iglesia va muy por delante en muchos temas sociales
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Anda el 'mester de progresía' reivindicando ansiosamente los «grandes avances» del Papa Francisco en asuntos como la defensa del medio ambiente y la oposición al capitalismo salvaje. Porque piensan que ha sido pionero acogiendo las ideas que emanan de su moral superior. Y realmente lo ... ha sido en muchas cosas, pero no en eso. Lo que pasa es que los ateos progres creen que el mundo empezó el día que ellos nacieron. Los mayores avances de Francisco han sido administrativos. Pero de la reforma interna de la Curia, la cesión de autonomía de gobierno a las diócesis, los 17 quirógrafos de su pontificado y la renovación integral del Colegio Cardenalicio con un severo cambio generacional no va a decir nada la 'podemia'. Esta gente está convencida de que con Francisco la Iglesia se ha actualizado en los grandes problemas sociales. Ignoran que los que se han actualizado son ellos. El ministerio petrino les lleva muchísimo adelanto. Porque no existe un postulado más progresista en la historia de la humanidad que la Doctrina Social de la Iglesia, un vademécum filosófico que ha seguido ampliando este Papa, pero que tiene sus cimientos en la encíclica 'Rerum novarum' de León XIII, escrita en 1891. En su primer párrafo se denuncia sin ambages «la acumulación de las riquezas en manos de unos pocos y la pobreza de la inmensa mayoría».
Esta inquietud de la Iglesia se oficializó en el Concilio Vaticano II, del que Francisco ha sido un firme adalid. Y tomó forma en la encíclica 'Populorum progressio' –progreso del pueblo– de Pablo VI, en la que se denunciaba ya en 1967 que «este liberalismo sin freno, que conduce a la dictadura, justamente fue denunciado por Pío XI como generador del imperialismo internacional del dinero». Desde entonces la Iglesia promueve su Doctrina Social, que han ido perfilando todos los papas hasta Francisco. San Juan Pablo II fue profundamente crítico con el capitalismo en su encíclica 'Centesimus annus'. Y a Benedicto XVI se le llegó a apodar como 'Papa verde' por su impulso a la protección medioambiental. La progresía se ha enterado ahora. Nunca es tarde si la dicha es buena. La Doctrina Social de la Iglesia habla –agárrense fuerte los iluminados en rojo– del deber comunitario, la escala de valores, la alfabetización, la demografía, el pluralismo, la dignidad humana, la solidaridad, el principio de subsidiaridad, la libertad, los derechos humanos, el bien común, la verdad, la justicia, los derechos de los trabajadores, la promoción de la paz, el desarme, el diálogo social o la condena del terrorismo, aunque con esta parte quizás hagan como con la del aborto, sordina, cuando elogian a Francisco. Tiene incluso un capítulo titulado 'Salvaguardar el medio ambiente'. Por lo tanto, el humanismo cristiano no necesita lecciones de progreso. Al contrario, le abre los brazos a quienes gracias a Francisco han descubierto lo adelantada que va la Iglesia en todo eso que tan hermosamente denomina 'civilización del amor'. Bienvenidos, están ustedes en su casa.
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