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lente de aumento

Una sociedad enferma

Que se jalee que se prime el derecho de sangre sobre la capacitación es el triunfo del sanchismo y la derrota de todos nosotros como sociedad

Que le den a Eurovisión

Se nos va la pinza

Agustín Pery

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De la condena selectiva de la masacre en Gaza al fiasco de las pulseras antimaltrato, o el aberrante goteo de alimañas en libertad por una ley tan absurda como chusca, o la fontanería cutre y el putiferio, lo que subyace es desalentador por lo que ... tiene de derrumbe moral. El éxito del sanchismo, que es el fracaso como sociedad de sus gobernados, es que el delito lo es sólo cuando lo dictamina el Ejecutivo, él, don Pedro. Esa querencia, común a cualquier gobernante, se controla en las democracias maduras gracias a la existencia de poderes que ejercen de contrapesos. Ninguno puede haber si desde el Gobierno se hace todo lo posible por barrenar a Montesquieu. Que dos casos palmarios en lo moral de enchufismo familiar sean indultados por la grey por el mero hecho de que los agraciados sean la familia del jefe convierten en un sarcasmo eso que con tanta devoción llaman tantos, sin ninguna razón, progresismo. Nada hay de avance cuando se sacraliza, y se exculpa, el que se prime el supuesto derecho de sangre sobre la capacitación para ejercer un cargo o disfrutar de una canonjía en una universidad pública. Que los enchufes lo sean a cargo de nuestros dineros confiere al desmán una gravedad aún mayor. O debería. Porque, ahí el derrumbe, es que no pasa nada. El presidente cuenta con el favor de su 'troupe'. Disfruta de una turba de palmeros, también a cargo del erario público, unos que, si acaba condenado por un jurado popular, procedan con fe de jenízaros a vapulear de todas las maneras posibles a los desdichados que osaron dictar su sentencia sobre las mangurrinadas de la señora de. Eso es lo chungo de ser jurado, que no se puede uno abstraer del mundo vil que le rodea. Que lo decidido se interpretará más por sus filias y fobias que por lo constatado en el estrado. En definitiva, el sesgo dotará de culpabilidad o inocencia a las presuntas trapacerías de la familia gobernante. ¿No es eso lo que en realidad ya está ocurriendo salvo por la labor de los jueces? Sí, ocurre a diario, que los desmanes del Gobierno son indultados desde los minaretes mediáticos que financiamos con nuestros impuestos.

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