lente de aumento
Una opa al fuego
No esperen consulta al pueblo sobre cómo combatir el ecolojetismo, el abandono forestal y la burricie institucional
Pues no digamos menas y ya estaría, ¿no?
¿Qué tal si en Gaza se matan entre ellos?
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Iniciar sesiónAcudo al diccionario en busca de sinónimos de servil. Los hay muy descriptivos, también hirientes, y todos acertados cuando salen los ministros a mamonear en nombre de su Sanchidad. Por ejemplo, Cuerpo cuando se puso todo ufano a buscar argumentos para defender una opa ... entre entidades privadas que solo deberían responder ante sus accionistas y que, además, había pasado el filtro de once meses de fiscalización por parte de la CNMC. El ministro comisionado por Moncloa para defender lo indefendible exhibió un semblante serio, como si lo que tuviera que anunciar fuera que nos hemos quedado sin los fondos europeos o estuviéramos tan endeudados que ya no queda parné para la Next Generation.
Pero no. Aquel día el ministro asomó circunspecto para decirnos que consultaría públicamente por ahí: en las aldeas, en las calles, a los gremios, a la sociedad civil; allá donde sea necesario, en busca de coartadas para impedir que un pez grande se coma financieramente a uno más chico. Lo de toda la vida en lo que viene siendo el libre mercado. Cuerpo nunca consultó si era de interés general colonizar tantísima empresa privada hasta casi nacionalizarlas y poblar los consejos de administración de pajes monclovitas. Es ese descojonarse de la ciudadanía cuyas tragaderas son mayores que las de Charles Domery, el soldado prusiano que se alistó en el ejército revolucionario francés en busca de mejores raciones con las que combatir su apetito voraz.
Tragamos con todo cuando, en realidad, el menú es único: el interés general es el de Sánchez, y se emplata de forma que nada de lo que se decida pueda resultarle indigesto. Un interés particular que nos anuncia, y confirma, que el sanchismo, como todo populismo, se erige en voz del pueblo. «Yo soy la luz, el camino y mi interés es el vuestro», así arda España mientras chapoteo en La Mareta. Tranquilos, que os tengo a Puente para señalaros a los culpables. De culpas compartidas, nada. Los malos siempre los otros, que de eso van los muros.
No se espera formulario sobre qué hacer ante tanto ecolojetismo, la burricie institucional y abandono forestal. Ningún 'mea culpa' por años de papanatismo, a izquierda y a derechas, de norte a sur, sin –no digo preguntar–, pero al menos escuchar al pueblo. No, las encuestas, para las opas. Y ahora que el BBVA acude al Supremo, recuerdo el esperpento de aquel formulario que podía rellenar un muerto, un superhéroe y hasta usted, miles de veces, con el mismo DNI o uno inventado. Era lo de menos. ¿Qué pasaría si el Gobierno chamuscado, de moral calcinada, consultara –en serio, de verdad– qué hay que hacer como Estado para combatir la incendiaria amenaza? ¿Y si lo que sale es, entre otras cosas, que hay que quemar su puñetera Agenda 2030? Malo para quien anda levantando empalizadas. Frotándose las manos, porque donde uno ve llamas, el Nerón monclovita vislumbra urnas de esperanza a lomos de emergencias climáticas... Hasta que el Cuerpo aguante.
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