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Un respiro para la crisis griega

Era un paso necesario, pero por sí solo no resuelve el problema esencial, que es la situación de profunda insolvencia en la que se encuentra el país

SERÍA aconsejable no dejarse llevar por la euforia desatada en las Bolsas después de que el Parlamento griego aprobase ayer el plan de austeridad que le reclamaban la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, porque, aun siendo una buena noticia, se trata solamente de ... un remedio temporal para que el país pueda hacer frente a los pagos de deuda más inmediatos, ya que no resuelve el problema esencial, que es la situación de insolvencia en la que se encuentra Grecia. Era un paso necesario, pero no la panacea. Y la prueba más evidente de que las dificultades no han hecho más que empezar la tenían los diputados a las mismas puertas del legislativo, con unas protestas —que han adquirido un inaceptable sesgo violento— que son la prueba evidente del malestar creciente entre la sociedad. Es posible que el Gobierno de Atenas haya llegado al límite de lo que puede ser una política de austeridad aceptable —físicamente, si se quiere— para un país como Grecia, pero todavía estamos muy lejos de vislumbrar cualquier efecto benéfico de tanto sacrificio.

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