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Vive despacio, muere viejo y deja un bonito cadáver

Contaba Paul Newman en una entrevista casi reciente que el secreto de su matrimonio era la perfecta división de poderes que había pulido junto a su mujer; Joanne se ocupaba de las pequeñas cosas, como elegir el colegio de los hijos, y él se encargaba ... de las cuestiones realmente importantes: la política exterior americana, la crisis del petróleo... Hay que ser un genio para asumir las propias limitaciones hasta ese punto, sin esconderlas ni compadecerse. Y ese es el auténtico secreto que le permitió desarrollar una carrera ejemplar, además de su descomunal talento y de la tenacidad y paciencia con la que supo destilarlo, pese a que, deslumbrados por su belleza, crítica y público se lo discutieron durante décadas.

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