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Vidas ejemplares

¿Trinca el PNV? Pelillos a la mar

En España la corrupción puntúa diferente según quién robe

Luis Ventoso

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EL 23 de mayo del pasado año, el PNV, enarbolando su supuesta sensatez política, apoyó a Rajoy para sacar adelante los presupuestos (previo paso del Gobierno por taquilla). Pero solo siete días después, ese mismo PNV se suma a la maniobra de Sánchez para derribar ... a Rajoy. El PSOE contaba para llegar al poder con solo 85 diputados, a 52 de distancia del PP (hoy Casado se encuentra a 31 escaños de Sánchez). ¿Qué propició aquel brusco viraje de los nacionalistas vascos? La razón que esgrimieron fue la sentencia de la Gürtel, que en su opinión marcaba «un antes y un después en la sociedad». Según los jueces, los alcaldes de Pozuelo y Majadahonda se habían beneficiado de la trama y el PP fue condenado a pagar 240.000 euros como «partícipe a título lucrativo». El magistrado De Prada, de conocida fe progresista, añadió una serie de oportunas morcillas a la sentencia para salpicar al PP y a Rajoy. Posteriormente, y aunque ha pasado bastante desapercibido, en octubre de este año el pleno de la Audiencia Nacional afeó a De Prada su innecesaria «parcialidad» en aquel escrito. Pero el servicio del juez a su causa ya estaba hecho. El PNV dejó caer a Rajoy por «ética política», invocando «la gravedad de la sentencia de la Gürtel». Es cierto que el PP había acumulado numerosos, execrables y bochornosos casos de corrupción. Pero también es verdad que en esta ocasión los delitos de dos alcaldes de pueblo fueron oportunamente magnificados para cobrarse la pieza mayor, Rajoy, que había ganado las últimas elecciones con 137 diputados.

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