Todo esto pasará

El independentismo, y sobre todo Podemos, son pijadas de sociedad rica, caprichos de niños consentidos y sobrealimentados. No hay ningún drama ni ninguna lógica de las cosas que justifique la existencia de un populismo bolivariano o la de un independentismo de bomba y barricada. Son sólo fruto de nuestra opulencia. Es un clásico de los hombres que cuando no tienen problemas, se los inventan, hasta que de verdad los crean y entonces necesitan una guerra para arreglarlos. Me desagrada esta dinámica pero es recurrente. Me disgusta que hagamos esto pero no me sorprende.

Además siempre he creído -y por andarlo escribiendo he tenido que pagar un alto precio- que la inteligencia es constante y la Humanidad no para de crecer. El principal problema que tiene España -y no sólo España- es su gente. Los montones de gente, la gente a peso, la gente contada. He tenido que pelear mucho, incluso en los periódicos de derechas, por defender una idea elitista del mundo, una jerarquía, la superioridad de la inteligencia y que la inteligencia sin Dios conduce a Auschwitz. Contra el igualitarismo atroz, contra la falsa compasión de justificar el error en lugar de confortar a quien yerra he opuesto toda mi resistencia. La democracia, como la Iglesia, se basa en el amor pero sólo funciona con el miedo. Sin estructura, sin liderazgo, sin una exigencia elitista que dibuje los trazos de su superioridad en el cielo para inspirarnos y guiarnos, como la estrella a los Reyes, la turba se vuelve su propia náusea, los sentimientos se desparraman y nos asfixian, y aquí estamos, podridos de furia y de corrección política, de cargos intermedios sepultados de prejuicios y que nunca tuvieron ninguna otra idea que manosear la tuya.

Sánchez, Torra, Iglesias, Montero, Calvo, Forcadell, Rivera, Arrimadas, Aragonès, Puigdemont y Colau. Ésta es la alineación de España. No ha sido Franco, ni los bancos, ni los hombres de negro, ni el castigo de un dios vengativo y cruel. Ha sido la gente, la democracia a pelo, el poder de los iguales. Ha sido la gente a peso y sin ningún liderazgo, porque no somos elitistas, porque los lectores se quejan, porque los oyentes se ofenden, porque no es que no te entienda, pero es mejor evitar el problema.

No queríais un problema y aquí tenéis el problema. No quisisteis reconocer la jerarquía y ahora os abruma la excrecencia. Que nadie crea ni por un solo instante que el gobierno de socialistas y Podemos ha salido de la izquierda. Ha surgido de la derecha, entre su mediocridad y su histeria. Ha surgido de la moción de censura que propició Rivera, ha surgido del griterío estéril que ignora que sólo se gana y sólo se manda desde el centro. Ha surgido de la renuncia a la élite, al elitismo, de la incapacidad de encarnarlo, de la deprimente mediocridad de tanto pretendido guardián de las esencias que es sólo un mendigo percutiendo con la cuchara un pote vacío, de la libertad puesta contra las cuerdas en nombre de la molestia que podamos causaros, de la herejía de tanto feligrés falsario que no acude a la Iglesia a ver a Dios sino a que Dios le vea. Un Dios que para él siempre está triste.

Esto no es un gobierno. Es un estado del espíritu, surgido de los derechos narcisistas, del deber decaído, de tanto padre más enamorado -¿cómo no va a haber guerras?- de su esposa que de su hija.