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¿Tiene futuro Hillary?

Una rápida mirada a los medios de comunicación europeos permitiría llegar a la

Una rápida mirada a los medios de comunicación europeos permitiría llegar a la conclusión no ya de que Hillary Clinton es la segura candidata del Partido Demócrata a la Presidencia, sino que está destinada a ocupar el Despacho Oval en el que su marido paso tantas horas -no todas ellas laborables. El pasado sábado la senadora Clinton se lanzaba al ruedo para fijar posición antes del discurso presidencial, anoche, sobre el Estado de la Unión. Fue una maniobra hábil, pero conviene considerar el escenario que dibuja.

Cuando en el año 2000, el denostado gobernador de Texas, George W. Bush, decidió lanzar su candidatura, su figura generó un apoyo tan unánime, que sólo el senador por Arizona John McCain logró articular una campaña alternativa por la nominación republicana. Hogaño, la senadora Clinton es tan conocida en todo el país como el gobernador Bush en 1999 -si no lo es más. Y sin embargo, los más escépticos sobre una segura victoria de la Clinton deben ser sus compañeros de partido, vista la concurrencia de luminarias demócratas surgidas ya a estas alturas: Edwards, Barak Obama...

La elección de 2008 va a ser la primera desde la que en 1952 enfrentó a Ike Eisenhower y Adlai Stevenson en la que ninguno de los candidatos ha sido presidente o vicepresidente en la Administración saliente. Ello hace que las opciones estén más abiertas que nunca. Y sin embargo el Partido Republicano, que no tiene que guardar respeto electoral ni al presidente ni al vice presidente en ejercicio, avanza con mucha más lentitud que el Demócrata. En su caso se ve en la necesidad de superar una endogamia que se remonta a las elecciones de 1976. Desde aquel año, no ha habido ni una elección presidencial en la que en el ticket republicano no haya figurado el apellido Dole o el apellido Bush. Ocho elecciones en todas las cuales tres protagonistas -el senador Bob Dole, Bush padre y Bush hijo han estado presentes. Los Bush han ganado cinco de las seis veces en que su nombre estaba en la papeleta y Dole perdió las dos en que concurrió. Ahora el Partido Demócrata se arriesga a entrar por la misma senda endogámica aprovechando el tirón que ofrece el nombre de la senadora Clinton. No deja de tener gracia lo de estas feministas que han recurrido a su condición de consortes para hacer carrera.

La elección de 2008 está mucho más abierta de lo que la presencia de Hillary Clinton en los medios pueda hacer creer. Clinton es, además, senadora por Nueva York, la ciudad de referencia para los europeos y el epítome para el resto de los norteamericanos de lo que no es Estados Unidos. El arrollador respaldo logrado por la senadora en su reelección el pasado noviembre contrasta con el alto índice de rechazo que tiene su figura en todo el país. Es posible que Clinton esté en el ticket final. Pero no demos nada por hecho.

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