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Los tiempos de Bárcenas

SI hay algo que no le guste a ningún político es que le marquen los tiempos y le impongan la agenda. En ese sentido, la presión mediática sobre el tesorero Bárcenas no ha hecho más que acentuar la tendencia de Mariano Rajoy a no tomar ... decisiones inducidas -incluso simplemente a no tomar decisiones- y a mantener los pulsos hasta más allá de donde a la mayoría le empiezan a temblar los nervios. El líder del PP decidió aguantar el caso hasta que cruzase la línea roja de la imputación formal, y así lo hará porque entiende que otra conducta sería ceder a la coacción externa. Es una cuestión de lógica partitocrática: a Rajoy le vendría muy bien sacudirse el problema cuanto antes, pero un tipo que aspira a liderar el país tiene que empezar por defender el liderazgo de su organización, y en los partidos está mal visto que se deje tirada a la gente si no hay por medio evidencias objetivas. La imputación razonada es la frontera convencional de esa objetividad en términos penales. Sin embargo ha llegado un momento en que el mismo Bárcenas está poniendo las cosas difíciles al gestionar el asunto por su cuenta y meter bulla desde dentro. De ahí que el gallego haya comenzado a trasladarle la presión al propio afectado, auspiciando en la dirigencia del partido una crecida de declaraciones y gestos para que dimita.

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