La tercera victoria de Rajoy
Nervioso y desbordado como salió ayer Zapatero a replicar a Rajoy, cometió el error de mentar la soga, las derrotas electorales de Rajoy, en casa del ahorcado, la suya, la de Zapatero. Y no sólo por la derrota que le auguran las encuestas dentro de ... un mes, sino por la derrota que sufría ayer a manos de Rajoy.
Olvidó Zapatero otras dos derrotas infringidas por Rajoy, en las municipales de 2007 y en las autonómicas de Galicia de este año. Pero es cierto que éste es el primer debate del Estado de la Nación en el Rajoy le vence con claridad. Construyó un discurso consistente, como es habitual en él, pero, sobre todo, hizo la mejor réplica que se le recuerda. Con la seguridad que da el aire de ahorcado que traía el contrincante, incluso con el maquillaje aportado por el CIS la semana pasada.
Y, sobre todo, con las facilidades ofrecidas por el ahorcado. Al PP y al Rajoy de esta legislatura les basta con asumir el diagnóstico, las previsiones y los consejos de todos los organismos internacionales y de los expertos para ganar cualquier debate. Con ser realistas y pragmáticos. Con abordar el asunto esencial, el paro. Y con la voluntad de cambio de la que carece el Gobierno. En una situación en la que España ha pasado de ser la envidia de todos, como afirmó Rajoy, a desplomarse vertiginosamente.
Los pactos con otros grupos siguen siendo muy complicados para el PP, por las profundas diferencias sobre el modelo autonómico. Pero el panorama del Parlamento ha cambiado radicalmente. Del todos contra el PP al todos contra Zapatero. Con los grupos nacionalistas y regionalistas huyendo del precario bote salvavidas en el que Zapatero capea el temporal y proponiendo reformas más cercanas a las de Rajoy.
Cuando España se hunde, como ironizó Zapatero, el Parlamento quiere un gestor, no un jugador.
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