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La Tercera

Lección de Historia

«¿Qué lección podemos sacar de esta primera refriega del nacionalismo catalán para lograr la independencia? Prefiero dejar hablar al mejor y más ecuánime historiador catalán, Jaume Vicens Vives, en Noticia de Cataluña pg. 211: 'La política catalana fue a la deriva durante veinte años. Nunca se ofrecieron al país objetivos claros y coherentes, salvo conservar al pie de la letra la constitución pactista… Nada se hizo en el camino de la unidad'»

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José María Carrascal

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Magistra vitae, maestra de la vida, llamaba Cicerón a la Historia. Alguien, no recuerdo en este momento quién, le añadió, «quien no aprende de sus errores está condenado a repetirlos» . Quisiera dedicar esta Tercera a uno de nuestros episodios más penosos, ... que aún colea: el primer alzamiento catalán contra la monarquía española, entonces imperio, envuelto en la Guerra de los Treinta Años y con graves problemas internos, como indica que se le sublevaran casi simultáneamente Portugal, Cataluña y Andalucía, aunque lo de esta pudo ser una correría particular del duque de Medinaceli. Lo de Portugal fue tan grave que acabó en su independencia y lo de Cataluña estuvo a punto de desembocar en ella. Para relatarlo voy a seguir a uno de los historiadores catalanes más populares, Ferran Soldevila, a fin de que no queden dudas sobre la parcialidad. Finales de la tercera década del siglo XVII. Un ejército español ocupa Cataluña para impedir que la ocupen los franceses, cosa que consigue, pero ante sus abusos –latrocinios, homicidios, violaciones– la población local pide su retirada. El conde duque de Olivares , valido de Felipe IV, no lo retira. La respuesta fue un alzamiento, iniciado en la Selva y el Ampurdán (1640), que se extiende por todo el Principado. Más de 3.000 campesinos entran en Barcelona el 7 de junio («Corpus de la Sangre») al grito de Visca la terra! Morins els traïtors!, liberando a los encarcelados por orden del virrey , conde de Santa Coloma, al que dan muerte. El conde duque prepara un ejército en Aragón para aplastar la revuelta. Ante lo que la Generalitat, con el canónigo de Urgell Pau Claris al frente, inicia negociaciones con Richelieu para crear una república catalana bajo la protección del rey de Francia, Luis XIII. Las tropas de Olivares entran por el Bajo Aragón, toman Tortosa, Tarragona, se acercan a Barcelona sin conseguir tomarla. Al fin llega ayuda francesa y Claris hace proclamar a Luis XIII Conde de Barcelona, máximo título del Principado, con lo que Cataluña pasa a estar bajo soberanía francesa.

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