Vox tenía un plan... que era el de Podemos

Algunos medios y tertulianos de la izquierda han decidido explotar estas malas tácticas para extremar la demonización de Vox. «Bloquea a los medios no afines, utiliza contraargumentos precocinados», se les ha oído tronar en los últimos días. No es que no procedan estas críticas. Por el contrario, son completamente apropiadas. Estas tácticas revelan una gran falta de respeto no solo hacia la libertad y la pluralidad informativa, sino también hacia los propios votantes a los que se considera tan fáciles de despistar como a un niño al que su padre ofrece ir al parque para poner fin a una rabieta. Pero es de una hipocresía absoluta poner el grito en el cielo por ello y al tiempo guardar silencio cuando un partido de izquierdas como Podemos, cuyos principales cargos cobran salario público, lleva tres años haciendo exactamente lo mismo.

Las entrevistas concedidas por Pablo Iglesias o Irene Montero a medios conservadores -o poco afines, según el lenguaje de Vox- se cuentan con los dedos de las manos desde que llegaron al Congreso. Sin embargo, rara es la semana en que alguno de ellos no aparece en La Sexta. Rozando el absurdo, el líder de la formación llegó a negarse a responder a ABC algo tan simple como un cuestionario de preguntas sobre el 40 aniversario de la Constitución el año pasado. No había mala intención, ni colmillos afilados, solo institucionalidad. Pero ni por esas. Aquello fue denunciado por ABC en público -ahí tienen la hemeroteca- pero ninguno de esos medios que hoy claman contra la mala praxis comunicativa de Vox dijo entonces nada al respecto.

Ante la llegada de la campaña electoral, este diario volvió a la carga. Solicitó entrevistar a Iglesias y Montero. Pero ambas peticiones fueron rechazadas bajo el argumento de no existir ningún hueco disponible. Cuando, con cortesía, se le pidió a la portavoz fecha para conversar tras los comicios la excusa de su equipo fue que «la cabeza» no está para pensar más allá de la campaña. Éstos son solo dos ejemplos que han tenido lugar en los últimos seis meses y que ilustran a la perfección la sectaria política comunicativa de Podemos.

A estas alturas, no hace falta pasar revista al contraargumentario utilizado por la formación morada. Resulta obsceno observar cómo acusa a otros de utilizar las llamadas «cloacas del Estado» para desviar el debate político a su terreno. Cabe preguntarse entonces si existe alguna diferencia entre las tácticas de Vox y las de Podemos. La hay: Iglesias las utilizó primero.