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Tanta «proporcionalidad», tanta mandanga, tanta pena de España…

Que el artículo 155 de la Constitución debió aplicarse mucho antes es una evidencia empírica a tenor de como se han sucedido los acontecimientos

Jaime González

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En su afán por repartir culpas de manera equidistante, el equipo de analistas habitual confirmó su diagnóstico: la declaración de independencia del Parlament es la reacción del secesionismo catalán a la inacción del Gobierno de Mariano Rajoy. Dicho de otro modo: los dos son culpables. ... Así, el golpe de Estado ya no es unidireccional (del soberanismo), sino que la aplicación del artículo 155 de la Constitución también es una vulneración (del Gobierno) del régimen de libertades. Esta teoría aberrante del empate obvia, intencionadamente, la gran cuestión de fondo: que las apelaciones al diálogo del independentismo tenían como única condición la independencia, lo que suponía convertir al Estado en tonto útil de sus objetivos o en cómplice necesario para lograr sus fines. Para ser más claro: querían meterle una patada al Estado en la entrepierna, pero obligando al Estado a no manifestar dolor ni queja ni a revolverse en legítima defensa.

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