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Jaime Gonzalez

El síndrome del macho alfa

A Iglesias le sentó ayer muy mal que Rafael Hernando (al que me imagino de pequeño poniendo a los perros botes de refresco en el rabo) se atreviera a verter un comentario sobre el papel desempeñado por Irene Montero

Jaime González

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Por una asociación de ideas nada extraña, el comportamiento de Pablo Iglesias durante la moción de censura me ha recordado algo que leí hace tiempo en uno de esos libros de autoayuda a los que uno se abraza cuando ya no tiene remedio. Se llamaba " ... El síndrome del macho alfa" y advertía de los riesgos que entrañan esos liderazgos posesivos que se caracterizan –además de por ser extremedamente competitivos– por la beligerancia, la impaciencia y el infantilismo. Este último rasgo venía definido como aquella conducta que cursa a través de una mezcla de impulsividad y contención impostada.

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