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Editorial ABC

Los separatistas pasan al cobro

El presidente del Gobierno no tiene prisa pero los separatistas sí, porque Sánchez no representa para ellos más que un comodín de su estrategia de impunidad y de secesionismo

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Si a ERC le importaba «un comino» la gobernabilidad de España, a Pedro Sánchez le han desaparecido las prisas por lograrla. Ya no urge combatir la pobreza extrema que acecha a once millones de españoles, ni rescatar de la precariedad a millones de trabajadores explotados, ... ni expulsar el heteropatriarcado de la sociedad. El ya presidente del Gobierno con plenas funciones ha aplazado la formación de su nuevo Ejecutivo hasta la semana que viene, dejando en ridículo a su futuro vicepresidente, Pablo Iglesias, quien ya había dado a conocer, con ansiedad apremiante, los nombres de su jefe de Gabinete y de una secretaria de Estado, entre otros cargos de la «pedrea» gubernamental. La Moncloa se le resiste unos días más al líder podemita, quien así recibe el mensaje de que, a pesar de los abrazos en el Congreso, Sánchez quiere unos días de liderazgo a solas, sin compartir fotografía con su vicepresidente comunista.

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