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En primera fila

El secreto de Abascal

El líder de Vox suda tinta china en las ruedas de prensa y en su entorno inquieta su relación con los periodistas en el Congreso

Ana I. Sánchez

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Los focos se encienden. Las cámaras empiezan a grabar. Y Santiago Abascal empieza a sudar. No es el sofoco típico por el calor de las luces de las televisiones. Es el incómodo sudor frío que acompaña a veces a la inquietud o al malestar, porque ... al presidente de Vox le ponen muy nervioso las ruedas de prensa. No tiene inconveniente en lanzar discursos ante pabellones a rebosar de miles de seguidores. Ni le sonroja subirse a un banco en mitad de la calle, megáfono en mano, a lanzar consignas aunque los viandantes le ignoren. Pero que los periodistas puedan preguntarle cuestiones que no sepa muy bien cómo responder, le hace perder buena parte de su seguridad. «Lo pasa mal, le cuesta», admiten en su entorno, con cierta preocupación por la desenvoltura que pueda tener el líder en el Congreso, un territorio hostil para todos aquellos políticos que no sepan manejarse ante la Prensa. Cuando hay pleno, es imposible escapar. El pasillo de entrada al hemiciclo está copado por una veintena de periodistas -y más en los grandes debates- que acompañan o persiguen a los políticos grabadora en mano. Y entre la nube de cámaras hay una dedicada a difundir lo grabado a todos los medios acreditados. La presión es máxima.

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