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Editorial

El secesionismo utiliza a los Mossos

Pretender imponer la tesis de que en el «proceso» no caben dudosos es ocultar que el separatismo se ha resquebrajado

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La dimisión del director de los Mossos d’Esquadra, Albert Batlle, tras la purga de varios consejeros catalanes por sus dudas sobre la deriva separatista de Puigdemont no solo abre otra profunda grieta en el frente independentista, sino que genera una crisis política ... de primera magnitud. Pretender imponer, como hace Puigdemont, la tesis de que para el «proceso» no caben tibios o dudosos, ahora que ya está lanzado el referéndum ilegal, es hacerse trampas al solitario y ocultar la realidad de que el separatismo se ha resquebrajado en cuanto que muchos altos cargos y funcionarios de la Generalitat han asumido que las consecuencias penales para ellos, y para su bolsillo, son un riesgo evidente. Batlle siempre mantuvo la exigencia de que los Mossos sean un cuerpo policial neutral al servicio de los ciudadanos y que la obediencia a la ley es una exigencia inexorable. Ahora paga con su dimisión la irresponsabilidad política de unos dirigentes que pelan a la desobediencia de sentencias, a la rebeldía frente a las leyes y a la secesión como solución para Cataluña . Como Batlle, hay cientos de funcionarios preocupados por el abismo al que les conducen Juntos por el Sí y la CUP, pero aún no han superado la cobardía de reconocer sus temores y hacer pública su oposición a la barbaridad antijurídica que pretenden cometer Puigdemont y Junqueras.

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