En primera fila
Lo que tiene que pasar para que haya unidad
Clama al cielo que Sánchez no entienda el significado de un concepto tan importante en política como ‘pacto de Estado’
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Iniciar sesiónPedro Sánchez se rasga las vestiduras preguntándose qué tiene qué suceder en España para que exista unidad política. Si damos su desasosiego por sincero, clama al cielo que un presidente del Gobierno no tenga claro el significado de un concepto tan clave en política como ... pacto de Estado y que ninguno de sus muchos asesores sea capaz de sacarle de su ignorancia.
Unidad implica conformidad y la conformidad exige correspondencia. Nada de ello puede darse si no existe un objetivo común. Por ejemplo, si a un padre de familia le ofrecen un buen trabajo en el extranjero, conseguirá la unidad y el apoyo del resto de los miembros si la decisión de mudarse es adoptada entre todos, buscando una aspiración compartida. Difícilmente conseguirá el respaldo familiar si impone la marcha a los demás.
Sánchez no puede culpar a la oposición de que no le apoye políticamente, cuando actúa bajo la consigna del ordeno y mando, sin buscar un terreno común sobre el que negociar. Mientras La Moncloa tome decisiones unilateralmente, sin importarle la postura de sus oponentes y sin ofrecerles reciprocidad alguna, será casi imposible que exista unidad política, aunque se trate de grandes temas como la pandemia, el Sahara o la respuesta a una guerra. Un pacto de Estado no es aquel que se alcanza sobre una materia trascendental sino el que, además, se establece entre partidos de intereses opuestos y con un compromiso a largo plazo. Un hito que no puede alcanzarse cuando quien lo reclama no ofrece nada pero exige una adhesión prácticamente incondicional.
Los socialistas tienen una imagen tan distorsionada de la unidad política que no la entienden como el acuerdo con el diferente sino con el semejante. Así, exhiben el nuevo decreto anticrisis pactado con Podemos como una proeza, ejemplo de capacidad de negociación, cesión y responsabilidad. Intensas y largas conversaciones durante semanas, intercambio de propuestas y acuerdo a las puertas de que se acabara el plazo, cuentan. Impresionante. Si tenemos en cuenta que se trata de dos partidos en la misma órbita ideológica e integrantes del mismo Gobierno, la conclusión a extraer es justo la contraria: no es ninguna proeza sino un serio problema que la unidad interna del Gobierno cueste tanto esfuerzo. Y esto implica una fuerte contradicción en el discurso de Sánchez: si le parece lógico dedicar semanas de negociación a alcanzar un acuerdo con Podemos que está en su mismo bloque ideológico, ¿cuánto tiempo y esfuerzo debería dedicar a buscar un pacto con el PP, con Cs o con Vox, que tienen ideas opuestas a las suyas? Desde luego mucho más que una llamada de teléfono en la que ni siquiera se detalla el contenido de aquello que se exige pactar.
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