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En primera fila

Sin alma ni corazón

Es inconcebible que solo una menor explotada en Mallorca haya cambiado de vida: las demás siguen en las mismas manos

Ana I. Sánchez

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El pensador irlandés Edmund Burke advertía ya en el siglo XVIII que «para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada». Es difícil saber si los máximos responsables del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales y del Gobierno balear son ... personas de bien o no. Pero lo que sí ha constatado la explotación de menores en Mallorca es que los responsables de tutelar a estas pobres criaturas se cruzaron de brazos al conocer los primeros casos de prostitución. Y que al hacerlo dejaron el campo libre para que el mal triunfara y lo que eran situaciones esporádicas se convirtieran en lo que hoy califican algunos trabajadores sociales de la isla como una situación «generalizada».

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