An primera fila

Calviño contra el INE

Todo vale con tal de enviar a Bruselas unas cuentas donde el déficit cuadre sobre el papel, aunque sean mentira

24/09/2021
Actualizado a las 09:59h.

Bombazo. El rebote de la economía española se limitó a un triste 1,1 por ciento entre abril y junio, según la histórica revisión publicada ayer por el INE. España, por tanto, crece a un ritmo de menos de la mitad de lo previsto (2, ... 8 por ciento) y esas 17 décimas que se han quedado por el camino lo cambian todo. Ya no estamos ante la sólida recuperación que nos vendió este mismo martes Nadia Calviño, cuando compareció de forma inesperada para presentar el cuadro macro sobre el que descansarán los Presupuestos de 2022. Estamos ante un ‘rebotillo’ que convierte en inverosímiles las previsiones hechas públicas, sospechosamente, dos días antes de que el INE publicara la Contabilidad Nacional.

La cita del Instituto Estadístico era de sobra conocida. La convocatoria de Calviño no. ¿Por qué la ministra no quiso esperar al dato oficial de crecimiento para presentar su cuadro macro? Tan simple como que no estaba dispuesta a rehacerlo. ¿O acaso alguien puede creer que la ministra desconocía el martes lo que sucedió en la economía española entre abril y junio? ¿O que era ajena a los datos que manejaba el Instituto Nacional de Estadística?

Ni revisó sus previsiones antes ni las revisará ahora, aunque no se ajusten a la realidad. Calviño es capaz de cuestionar los datos del INE y desprestigiar a una institución tan sólida como ésta, antes que enmendar su cuadro macro. Y esto también tiene explicación: si baja la estimación de crecimiento, el déficit se descuadra. Para mantener el gasto en los niveles que Pedro Sánchez necesita -recuerden que tiene muchos socios a los que regar-, Calviño tiene que defender que España tira como una locomotora. Ahora mismo, todo vale con tal de enviar a Bruselas unas cuentas anuales donde el déficit cuadre sobre el papel, aunque sean mentira.

Desgraciadamente para el Gobierno, los problemas de la economía real no se arreglan abriendo fuego contra las instituciones. Hay reactivación económica, sí, pero tiene un perfil mucho más débil del previsto y el Gobierno no debe darle la espalda a la realidad. La revisión del INE pone de manifiesto, por ejemplo, que no es el momento de retirar las ayudas a los autónomos ni de poner fin a las prórrogas de los ERTE como pretendía hacer el Ejecutivo escudándose en que existía una recuperación sólida. Los datos del Instituto Estadístico también deberían llevar a una nueva reflexión sobre la nueva subida del salario mínimo. Si el gobernador del Banco de España ha pedido prudencia ante el impacto negativo que esta medida puede tener para los jóvenes o los mayores de 45 años cuando se suponía que la economía iba como un tiro, ¿qué efectos tendrá si en realidad estamos en medio de una débil recuperación?.

El Gobierno socialista peca, una vez más, de gran imprudencia. Lo triste es que ya no resulta sorprendente.