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El salto a la pesadilla

Todo voto es útil si evita la senda venezolana en España

Hermann Tertsch

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Tenía razón ayer Ignacio, mi vecino Ignacio Camacho, al advertir de que Podemos es una terrible amenaza que se incrementa por ser subestimada. Lo es por diversas razones. Por el espectacular deterioro de la imagen, política, personal y hasta física, de su líder Pablo Iglesias. ... Por las debilidades que hoy ya son de dominio público, de un partido siniestro pero frágil, tan fanático como vividor, mitad cheka soviética, mitad parranda golfa. Ya se conocen su ineptitud, su desunión, su frivolidad y su corrupción. Dan menos miedo. Ya se sabe que sus dirigentes son tan vulgares como la inmensa mayoría o más. También porque las cifras cantan. Los sondeos muestran una clara tendencia al desfondamiento. Que se confirma en las calles con los fiascos de convocatoria a lo largo del pasado año. Y que ha vuelto a quedar en clamorosa evidencia en el raquítico mitin del retorno del maltrecho profeta. Cuya frase más brillante en ese momento estelar ha sido: «Después de tres meses limpiando culos me siento más preparado para ser presidente».

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