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Rubalcaba y la sombra del poder

Su ventaja diferencial fue el talento conspirativo, una inteligencia maquiavélica manejada con frialdad de químico

Muere Alfredo Pérez Rubalcaba a los 67 años

Alfredo Pérez Rubalcaba: últimas noticias, en directo

Alfredo Pérez Rubalcaba
Ignacio Camacho

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Alfredo Pérez Rubalcaba no era en sentido estricto un hombre de la Transición, pero sí de la generación inmediata que consolidó la democracia y proyectó la modernización institucional, social y estructural de España. Se retiró, o lo retiraron, hace muy poco tiempo con ... la sensación ingrata de que la llamada nueva política no mejoraba en nada los resultados, ni el estilo, ni la eficacia de su propia etapa. Su último servicio al país consistió en pactar con Rajoy la operación de relevo del Rey Juan Carlos, cuando ya Podemos asomaba su estandarte republicano, y su último gesto público fue rechazar la candidatura a la Alcaldía de Madrid, molesto con Sánchez por la purga de Elena Valenciano y de otros colaboradores que le acompañaron cuando se hizo cargo de un PSOE exánime tras el zapaterato. Nunca se fue del todo, sin embargo; un hombre con sus contactos y su experiencia no podía estarse quieto mientras tuviera un teléfono cerca. El marianismo le otorgó cierto foco y cierto papel en la disolución de ETA, noticia que consideró con legítimo aunque discreto orgullo parte de su herencia. Si algo hizo siempre bien, mejor que casi nadie, fue moverse en el plano de las negociaciones secretas. De algún modo le cabía, como a Fraga, el Estado en la cabeza, pero le faltó ambición o le sobró prudencia y llegó tarde al momento decisivo después de toda una carrera de eficiencia subalterna.

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