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Ignacio Ruiz Quintano

Rentismo

«¿Y qué ha sido de usted, buen hombre?» «Ya lo ve: lo conseguí. ¡Soy cuentarrentista!», exclamó don Agustín, haciéndole, al mismo tiempo, una peineta a don Ezequiel.

Ignacio Ruiz-Quintano

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Don Ezequiel Puig Maestro-Amado fue un caballero sevillano a un loden pegado. Largo como su nombre. Licenciado en Exactas. Procurador en Cortes de los de toda la vida y concejal perpetuo del Ayuntamiento de Madrid. Paraba por las tardes en el Gregory’s de ... la calle de Velázquez, igual que don Agustín, cuentarrentista y ex alumno suyo de matemáticas. «Hoy va a ser», se dijo una tarde, delante de los amigos, don Agustín. Y abordó a don Ezequiel. «¿Se acuerda de mí?» «No.» «Fui alumno suyo. Me sentaba con Poldín (Leopoldo Calvo-Sotelo).» «Me acuerdo de Poldín, pero, ya me perdonará, no de usted.» «Usted una tarde nos preguntó qué queríamos ser de mayores. Poldín dijo que ingeniero, y a usted le pareció muy bien. Otro dijo que abogado, y a usted también le pareció muy bien. Pero yo dije que quería ser cuentarrentista, y usted se puso como un obelisco y dijo que en la España nacional-sindicalista no había sitio para los cuentarrentistas, y me expulsó de clase…» «¡Ah, sí! Ahora caigo. ¿Y qué ha sido de usted, buen hombre?» «Ya lo ve: lo conseguí. ¡Soy cuentarrentista!», exclamó don Agustín, haciéndole, al mismo tiempo, una peineta a don Ezequiel.

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