Horizonte
Cuando te traiciona el subconsciente
Buscan traspasar elementos al patrimonio del Estado en lo que sería una desamortización de bienes afectos a la Corona
«María Llanos Castellanos Garijo será la nueva presidenta de Patrimonio Nacional del Estado». Exactamente así rezaba el titular de la nota de Prensa distribuida el pasado lunes por la secretaría de Estado de Comunicación, dependiente de la Presidencia del Gobierno. Por supuesto que puede ... deberse al casi analfabetismo funcional que caracteriza a los miembros de este Gobierno. En España tenemos dos «patrimonios» diferentes. El Patrimonio Nacional es el que administra todos los bienes afectos a la Corona. Ahí están todos los palacios y sus contenidos que emplea la Familia Real, además de otros bienes colaterales, como una serie de monasterios de fundación regia, así como la Basílica del Valle de los Caídos, objetivo predilecto del Gobierno. Y por otro lado está el patrimonio del Estado, que no tiene nada que ver y se rige con unas normas sustancialmente diferentes. En el patrimonio del Estado se incluye desde el Palacio de la Moncloa hasta las motos de la Guardia Civil que ve uno por las carreteras de España. Es posible que en la Secretaría de Estado de Comunicación no haya alguien lo suficientemente cualificado como para conocer la diferencia entre una cosa y otra. Pero yo creo que sí lo saben. Que Moncloa puede aducir ahora que se ha tratado de un error, pero en realidad no hay tal. Porque el supuesto error demuestra la intención que hay tras la sustitución de Pérez de Armiñán por Castellanos Garijo.
Ante el pobre currículo de Castellanos, que nada tiene que ver con lo que ahora va a desempeñar, el Gobierno ha vestido el santo como ha podido. La ha ubicado como letrada del Consejo Consultivo de Castilla-La Mancha para equipararla como funcionaria con Pérez de Armiñán, letrado de las Cortes. Que es como comparar a Dios con un asentado en la Cañada Real Galiana a su paso por El Gallinero. Pero su currículo incluye otro dato relevante que Moncloa omitió: ha sido delegada instructora del Tribunal de Cuentas durante seis años. Y Patrimonio ha tenido roces con ese Tribunal por la forma de administración de algunos bienes afectos. Cuando ves el término «Patrimonio Nacional del Estado» en una nota de la Presidencia del Gobierno, parece evidente que están revelando a dónde vamos: A la desmembración del Patrimonio Nacional traspasando elementos al patrimonio del Estado en lo que sería una desamortización de bienes afectos a la Corona. Incluyendo monasterios.
Tras la restauración de la Monarquía, Patrimonio Nacional quedó bajo la presidencia del jefe de la Casa del Rey, entonces el marqués de Mondéjar. Estuvo después casi treinta años presidido por diplomáticos y al fin por un alto funcionario del Estado. Ahora ha caído en manos de una diputada del PSOE en la Asamblea de Madrid. Pero lo peor son las formas. No es que ya no se consulte con el Rey el nombramiento de quien tiene que administrar hasta las toallas con las que se seca cuando sale de la ducha. Ya Zapatero lo hizo así cuando destituyó a Yago Pico de Coaña en 2010 por no serle lo suficientemente servil. Es que esta vez ni siquiera la vicepresidenta del Gobierno, a quien teóricamente corresponde la supervisión de ese departamento, se ha molestado en hacer la llamada al jefe de la Casa del Rey. Como la nueva presidenta es del sector Félix Bolaños, el máximo responsable de la regia administración recibió la llamada de un cargo político de tercer nivel para decirle quien gestionará los bienes al servicio del Rey. Es que es imposible parar de mejorar.