Perdigones de plata
El sueño americano
La izquierda sufre con el amigo americano una relación devastadora de eterna contradicción
Con lo guapo que luce, no se podía consentir que la imagen tatuada en nuestra sesera fuese la de un tenaz caniche mordisqueando los tobillos del impasible jefe del mundo que ni siquiera le gratificó con una mirada limosnera. Esa afrenta a la americana convenía ...
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