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Perdigones de plata

El chute del miedo

Lo que a uno le causa pavor son los socios de Sánchez tan de colmillo sangriento. Al final será verdad que el miedo es libre

Ramón Palomar

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Si a finales de los ochenta los garitos suponían la tierra prometida donde se fumaba y se bebía sin mesura, sus cuartos de baño eran la rebotica del pecado donde la gente practicaba el movimiento de la guitarra eléctrica bajo la lluvia de los paraísos ... artificiales. Claro que, tanto desparrame, en fin, cobró cruel peaje.

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