¿Cómo acabará la crisis de Bielorrusia?

Los casos más trágicos fueron los de Georgia, que mantuvo una guerra relámpago con Rusia, en agosto de 2008, y perdió definitivamente Abjasia y Osetia del Sur, y Ucrania, que quedó privada de Crimea y de todo control sobre la cuenca del Donbass (en el extremo oriental del país), en donde todavía se libra una conflagración larvada con goteo ocasional de muertos.

Por ahora, nada tan dramático parece que pueda suceder en Bielorrusia, pero tampoco apunta a que la crisis termine como en Armenia: con una salida democratizadora a la que Moscú no se opuso por prudencia, falta de resortes y por no añadir más motivos de tensión con Occidente.

Pero la situación en Bielorrusia se ha enrevesado en exceso y tiene connotaciones que afectan de lleno a la sociedad rusa. Primero porque hay regiones en Siberia en pie de guerra contra el Kremlin, como en Jabárovsk, en donde este fin de semana han continuado las movilizaciones por décima semana consecutiva. Y segundo porque a todo ello se ha superpuesto el escándalo mundial causado por el envenenamiento de Alexéi Navalni.

La revuelta del Maidán en Ucrania fue mucho más multitudinaria y extrema que la de Bielorrusia, pero no fue la calle la que derrocó a Víctor Yanukóvich, sino unos francotiradores, supuestamente enviados y supervisados por Vladislav Surkov, un asesor del Kremlin ya destituido. Organizaron una masacre en pleno Maidán que puso en fuga a Yanukóvich. Ahora no parece probable que Alexánder Lukashenko acabe depuesto y huido, pero lo que decida Putin será determinante otra vez.