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Psicopatología del Parnaso

La verdad es que las reyertas literarias no carecen de morbo y, en ocasiones, dan lugar a escritos no exentos de ingenio y calidad. A mí me dan un poco de risa y me producen notable perplejidad, pues me parece que todos los contendientes tienen ... razón. Es conocida y frecuente la decepción que muchos devotos lectores han padecido al conocer personalmente a los responsables de sus placeres estéticos. Escribir un relato que se apodera de nosotros o un imperecedero soneto no garantiza la nobleza, la probidad ni la buena educación de su autor. Se dijo que no hay hombre grande para su ayuda de cámara, pero también sabemos que esta cínica afirmación puede nacer del rencor y del resentimiento hacia lo grande e inalcanzable para el ayuda de cámara. No comparto la idea de que una obra pueda ser superior a su autor. Esto se ha dicho, entre otros muchos casos, de Cervantes o de Mozart. No lo creo. Por mucho que postulemos la existencia de un soplo divino al oído atento del genio, nadie puede crear algo superior a sí mismo. Por sus obras los conocemos. Lo que ocurre es que la excelencia estética no vacuna necesariamente contra la caspa intelectual y moral.

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