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Mi profe es de la ETA

PARECE una broma de mal gusto, pero no lo es. Alexander Uriarte, detenido en Francia junto a Martitegui, enseñaba Ética en un colegio de Vitoria. Él explicaba a los niños alaveses cómo comportarse correctamente, y el jefe de ETA le mostraba a él cómo matar de manera impecable. Sólo pensar que si mis sobrinos no vivieran en la otra punta de España podrían haber tenido como maestro a un etarra como el que mató a sus padres me hace temblar. El bien y el mal, visto por un terrorista y explicado a los niños. Este escenario se acerca más a una escuela coránica de Paquistán o Gaza que a un colegio español. Allí enseñan a morir por su Dios y en los nuestros deberían enseñar a vivir, pero en el País Vasco la línea entre la vida y la muerte es tan sutil que hasta un profesor de Ética puede atravesarla sin miedo a ser descubierto.

En el centro donde enseñaba el pasado año Historia (¡que Dios nos coja confesados!) estaban muy sorprendidos con su detención, ya que era una persona cercana y de buen trato. Tenía sólo un problemilla que los indiferentes ojos de los padres y de los responsables educativos no llegaron a ver: el maestro, en sus ratos libres, se entrenaba para mandar por los aires a quien le ordenaran, a lo mejor a alguno de los que charlaban con él amistosamente sobre el comportamiento de sus hijos. Ahora estarán enormemente preocupados por saberse identificados por ETA, pero deberían también estarlo por la clase de lecciones morales que un elemento de esa categoría ha dado a los estudiantes.

Habrá engañado a todos, pero reconozcan conmigo que hay sitios donde es más fácil engañar o, al menos, donde ciertas simpatias ideológicas no llaman la atención, y al final pasa lo que pasa; maestro de Ética part-time y etarra en sus ratos libres. De locos, como muchas de las cosas que pasan en el País Vasco y que todos esperamos que poco a poco se corrijan con la ayuda de quienes creen que existe una alternativa al nacionalismo demente. Pero esto acaba de empezar y nos quedan todavía por ver muchos payasos etarras, mucha huchita para la causa terrorista, mucha manifestación proamnistia y mucha homilía a favor de los presos y sus familias. De momento, la herriko taberna con las fotos de los etarras está abierta, y Emilio, el que las arrancó con su coraje de héroe anónimo y pasajero, se ha tenido que ir del pueblo. Pero eso era de esperar. Lo sorprendente hubiera sido que cerraran el garito de los que apoyan a los terroristas y que el valiente y acalorado muchacho hubiera recibido palmadas en la espalda mientras paseaba por Lazcano con la cabeza alta.

En fin, que las noticias del mundo de ETA no dejan de sorprendernos, ¿o no es curioso que un tal Villanueva, huido de la Justicia española y para el que el fiscal pidió catorce años por pertenencia a banda armada, viva plácidamente en Belfast trabajando como guía turístico, mostrando lugares donde el terrorismo sembró dolor y muerte? Quizá De Juana Chaos, que también vive allí, decida subirse al autobús y trabajar en ese sangriento tour. Aunque, a mi juicio, el viaje que deben hacer es el de camino hacia España para ser juzgados. Pero nada está garantizado mientras se siga siendo indulgente con el universo terrorista. Podrán seguir deteniendo Txerokis y Martiteguis, lo que los españoles agradecemos, pero, por desgracia, mañana alguien se pondrá sus zapatos y volverá a apuntar, sobre todo si sigue habiendo profesores de Ética que son de ETA.

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