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Editorial ABC

El PP, rehén de su herencia

Casado debe prepararse para ser el objetivo de una cacería de la izquierda. Pero el PP tampoco puede pasar página como si nada ocurriese

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La imputación penal del exministro del Interior Jorge Fernández Díaz en la operación Kitchen refleja la gravedad de las conductas investigadas por la Audiencia Nacional. Más allá de que este caso tenga su origen en las revelaciones de un chantajista profesional como el excomisario Villarejo, ... lo cierto es que si un titular de Interior tiene que responder por delitos de malversación de fondos reservados, prevaricación y revelación de secretos por haber utilizado medios y dinero oculto del Estado para espiar a un tesorero del PP, con el fin de que no perjudicara al partido, es porque la Justicia ha hallado indicios relevantes de una ilegalidad flagrante. Lo que por el momento se conoce de este procedimiento revela que Fernández Díaz estaba al tanto, si no lo organizó, de un operativo parapolicial para impedir que Luis Bárcenas pudiese revelar pruebas sobre la supuesta financiación ilegal del PP. Los indicios contra el exministro lo sitúan como una suerte de ideólogo de una operación de espionaje pagada con dinero público para coaccionar a Bárcenas y destruir pruebas. Como mínimo, la relevancia de algunos mensajes telefónicos intervenidos por el juez revelarían que Fernández estaba al tanto de cada detalle de lo que ocurría.

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