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La poción mágica

Mientras España sucumbe al hartazgo, el soberanismo ha instalado la política catalana en una suerte de realismo mágico

Ignacio Camacho

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La gran virtud del nacionalismo es su perseverancia, su capacidad insólita para perseguir con la máxima obstinación un objetivo. Menos a Rajoy , al que es imposible aburrir porque ya viene de serie aburrido, los independentistas son capaces de cansar a cualquiera en ese ... empeño suyo de vencer por hastío. Como todos los que se sienten iluminados por una creencia, nunca dejan de tomarse en serio a sí mismos. Superan todas sus contradicciones y sus problemas de cohesión interna a base de una inquebrantable fe en su designio. Cuando todos los demás flaquean ante la pesadez de la matraca, ellos siguen impermeables al tedio, enfrascados en su solipsismo, porfiando con una tenacidad blindada a cualquier sombra de renuncia a su desafío. El mito del agravio es su poción mágica , el elixir moral que les proporciona energía con chutes de victimismo.

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