Suscribete a
ABC Premium

El contrapunto

Peste nacionalista

Junqueras y Ortuzar podrán celebrar el triunfo en las elecciones junto a Salvini, Le Pen y Farage, sus alter-egos europeos

Isabel San Sebastián

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No han pasado ni cien años desde que sus postulados fanáticos devastaran nuestro continente y ya vuelve a la carga con fuerza en España y en Europa la peste nacionalista, empeñada en destruir los pilares sobre los que se asientan nuestro progreso, libertades y convivencia ... pacífica. Su sustrato «ideológico» (si es que puede otorgarse la categoría de «idea» a los más bajos instintos) es idéntico, aunque la bacteria se haya adaptado a los tiempos con el fin de parecer respetable. En el fondo, estamos ante el mismo supremacismo de casta, la misma búsqueda de un chivo expiatorio sobre cuyas espaldas cargar la responsabilidad de todos los problemas, igual simpleza en la formulación de los mensajes y parecida simbología. También hoy triunfa por doquiera su discurso del odio, sembrado en el terreno abonado de una crisis económica, aunque la gravedad de la situación no tenga parangón con la que se vivía en los años veinte y treinta del siglo pasado. Y, calcando la conducta de sus predecesores históricos, los dirigentes nacionalistas actuales no solo no se manchan personalmente las manos, sino que predican a los cuatro vientos su vocación pacifista, mientras alientan a su parroquia a utilizar la intimidación o recurrir a la violencia con el fin de doblegar a sus adversarios. Son cuña de la misma madera podrida.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia