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El peor riesgo de 2019 se llama Sánchez

Cada mes que Sánchez permanezca en el poder será un mes perdido para los españoles, y muy probablemente también para el PSOE

ABC

El año 2019 se presenta cargado de incertidumbre política y económica. Al progresivo frenazo de nuestra economía, se une la obsesión de Pedro Sánchez por agotar la legislatura aunque sea a costa del propio prestigio del PSOE, y de que el socialismo sufra un batacazo en los sucesivos procesos electorales. Ya ha ocurrido en las elecciones andaluzas, donde tras cuatro décadas de poder ininterrumpido, el PSOE no podrá gobernar de nuevo y ha pagado los platos rotos de la creciente indignación ciudadana por el servilismo de Sánchez con el independentismo catalán. El presidente del Gobierno se ha empecinado en mantenerse en La Moncloa a toda costa y sigue reivindicando sin complejo alguno su alianza de futuro con el separatismo, desdeñando que 2019 apunta a ser un año desolador para la izquierda en general, y para el PSOE en particular.

Con la amenaza sistemática de Podemos, el PDeCAT o ERC sobre los Presupuestos, con el estancamiento del crecimiento, con la inclinación de parte de nuestra ciudadanía hacia los populismos extremistas o el voto emocional, y con el chantaje del secesionismo reforzado por la absurda estrategia de Sánchez con Cataluña, España se halla en una extraña encrucijada. Asistimos a iniciativas revisionistas de nuestra historia basadas en un revanchismo inasumible, y a la negación de los consensos de la Transición que dieron lugar a una Constitución ejemplar. Hay quien desde la extrema izquierda propone la supresión de la Monaraquía, y hay quien desde la derecha radical apela al desmantelamiento del Estado autonómico o al antieuropeísmo como nuevos mantras de un patriotismo milagrero frente a nuestros males. Sin embargo, lo necesario es la convocatoria urgente de elecciones generales para que los españoles puedan votar. Ahora mismo hay un presidente del Gobierno elegido de forma legítima, pero abrupta, en una moción de censura basada en la idea de que inmediatamente se convocaría a las urnas. Con solo 84 escaños, Sánchez mintió entonces y sigue mintiendo hoy alimentando de forma irresponsable la confusión en torno a la convocatoria de comicios generales. Todo en su Gobierno, y todo en su gestión, está guiado por su concepto cesarista del poder. Sánchez piensa más en sí mismo, y en cómo permanecer el mayor tiempo posible en La Moncloa, que en los intereses de España. Falta a su propia palabra cada día, se contradice sin rubor, improvisa de modo alarmante con demagogia y frivolidad, mantiene una estructura de poder más cara que la de ningún otro Gobierno, y es sumiso con los nacionalismos rupturistas mientras desprecia al constitucionalismo… Incluso, ha blanqueado al terrorista Otegui. Cada mes de 2019 que Sánchez permanezca en el poder será un mes perdido para los españoles, y muy probablemente también para el PSOE, cuyos críticos con su secretario general se están equivocando al guardar silencio porque no es descartable que Sánchez los aboque a una ruina electoral irreversible.

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