Tiempo recobrado
Nostalgias futbolísticas
Cualquiera diría que todo tiempo pasado fue mejor
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl sábado por la tarde estaba desazonado, inquieto. Hacía tiempo que tenía marcada en mi agenda la fecha. Pero el «procés» no sólo ha destruido la Barcelona que yo conocí a finales de los 70 sino que también ha hecho imposible el acontecimiento más esperado ... del año: el derbi entre el Madrid y el Barça.
El primero que recuerdo en mi memoria fue en septiembre de 1960. No era un partido de Liga sino una eliminatoria en la Copa de Europa en el Bernabéu. Escuche el partido por la radio en la cocina de mi casa junto a mi padre. Al final, hubo empate a dos y Luisito Suárez fue la estrella de la noche. Marcó los dos goles del Barça. El Madrid, que era el vigente campeón, quedó eliminado al perder en el encuentro de vuelta a pesar de que contaba con jugadores como Di Stefano, Puskas y Gento.
Los partidos entre el Madrid y el Barça siempre han tenido una épica y con frecuencia han generado polémicas sobre la actuación arbitral como en aquel match de 1960 en el que un colegiado británico pitó un penalti inexistente a favor del Barça. Aquello pasó a la historia como «el crimen de Ellis».
Tampoco he olvidado la actuación de un árbitro balear llamado Rigo que, en la final de Copa de 1968, se tragó varios penaltis que provocaron la eterna inquina de la afición blanca contra aquel hombre. Las malas lenguas decían que el Barça le había puesto una imprenta en Palma.
Son recuerdos muy lejanos de unos partidos que enfrentaban a dos clubes que en el inconsciente colectivo de los españoles suscitaban sentimientos contrapuestos. El Madrid tenía la inmerecida fama de ser el equipo del régimen, algo que no ajustaba a la historia y que suponía un intento de minimizar su increíble plantilla.
Pero el Barça en aquella época disponía de jugadores fantásticos como Kubala, Kocsis, Ramallets, Suárez, Evaristo y Segarra. Fue un equipo que no cosechó triunfos internacionales, pero que reunía un talento indiscutible. El conjunto blaugrana tenía reputación de perdedor y sus directivos fomentaban esa leyenda con el argumento de que el club sufría una persecución arbitral. Como se aprecia, el victimismo del independentismo ya viene de entonces.
Pero a donde quiero ir a parar es que aquellos equipos representaban unos valores y que poseían una épica que creaban lazos indestructibles con la afición. Los jugadores no eran mercenarios que fichaban por el mejor postor sino que eran hombres identificados con una camiseta hasta el final de su carrera. ¿Alguien se imaginaba a Kubala jugando en el Madrid?
Hoy el fútbol es un negocio y los éxitos dependen del poderío económico de los clubes. Cuando uno mira a la plantilla del Madrid y del Barça, hay pocos motivos para vibrar con aquella emoción de lo que era este deporte hace medio siglo. Y ahora se entromete la política para arruinarlo todo. El Barça juega de amarillo, lo que es una traición hacia su pasado. Y el Madrid tira de talonario por el fiasco de su cantera. Cualquiera diría que todo tiempo pasado fue mejor.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete