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La normalización del desamparo

La falta de empatía del nacionalismo con las víctimas es un agravio que jamás podrá borrarse de la memoria colectiva

Ignacio Camacho

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No es por desgracia ninguna novedad que el PNV muestre más interés y mayor compasión por los presidiarios de ETA que por sus víctimas. El desdén del nacionalismo por el sufrimiento de los amenazados, acosados, agredidos y asesinados ha sido uno de los fenómenos más ... dolorosos de las cinco décadas de actividad terrorista. Desde las coartadas morales para los pistoleros y sus cómplices -a los que Arzalluz se refería como aquellos díscolos «chicos de la gasolina»- hasta la culpabilización de los perseguidos por vía indirecta o hasta explícita, los dirigentes del partido-guía de la sociedad vasca contemplaron el drama de tantos conciudadanos con una escalofriante ausencia de empatía. Esa falta de sensibilidad, esa opresiva atmósfera de desidia, desapego e indiferencia constituye un monumento histórico a la ignominia; un baldón humanitario que ningún relato edulcorado por la equidistancia podrá borrar jamás de la memoria colectiva.

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