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No hay Brexit blando
El ogro ya no es Vox, que trabajo tiene con mantener su nivel
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Iniciar sesiónAlgún lector de buena memoria recordará que, en vísperas del 28-A, dije que aquellas elecciones las decidiría si el tema principal de la campaña era Vox, o el problema catalán. El miedo a la extrema derecha o al independentismo. Como a éste lo conocíamos ... y sus líderes estaban siendo juzgados, se impuso el miedo a Vox que amenazaba a todos, empezando por sus socios de derecha. Y, naturalmente, triunfó la izquierda. El dilema ante el 26-M es el mismo: ¿a quién se teme más, al independentismo o a la extrema derecha? Y aprovecho para apuntar la impostura de nunca llamar «extrema izquierda» a Podemos, cuando sus posiciones sobre economía, sociedad y libertades son tanto o más radicales. La famosa doble vara de medir.
Todo apuntaba que, dado el escaso espacio de tiempo entre ambas elecciones y la persistencia del cisma en la derecha, el 26-M iba a ser un 28-A bis, con el afianzamiento de Pedro Sánchez, más cómodo con 123 diputados que con 84, y nuevo trompazo de Pablo Casado, peligrando incluso su liderato del PP. Pero éste es el año de los sustos, y en esta semana final de la campaña ha habido varios. La carnavalada en las Cámaras de los independentistas encarcelados al recoger de sus actas fue una de esas imprevistas ráfagas de viento que pone todo patas arriba. Desde ignorar la advertencia del Tribunal que les juzga de evitar declaraciones políticas a las estrafalarias fórmulas al jurar el cargo -hasta el punto de impugnarlo algunas de ellas-, pasando por la conminación de Junqueras a Sánchez -«Tenemos que hablar»-, como la respuesta del presidente, «No te preocupes», parecían allí los amos. Siguió la presidenta del Congreso, intentando pasar la responsabilidad de suspender su acreditación al Tribunal Supremo, rechazada por éste y recordándole su deber de hacerlo ella, cosa que hizo, tras consultar a sus letrados. La guinda la puso el presidente del Senado diciendo que «una sentencia absolutoria de los líderes del procés lo reconciliaría todo», improcedente e inoportuna, ¡Y es profesor de filosofía!
Todo ello ha devuelto Cataluña a primera línea de fuego. El ogro ya no es Vox, que trabajo tiene con mantener su nivel. Es el secesionismo, que alardea de su desprecio a las leyes, de su superioridad sobre el resto de los españoles, de su voluntad de romper con España sí o sí. ¿Cómo influirá en las urnas hoy? El tiempo ha sido demasiado corto para producir un vuelco, pero que influirá no cabe duda. De entrada, porque si los sancionados no renuncian a su escaño, habrá menos votos nacionalistas en el Congreso, con más problemas para ellos y para Sánchez. Y es que no se puede engañar a todos al mismo tiempo. Ni alcanzar dos cosas opuestas a la vez. Deberían fijarse en Mrs. May: queriendo salir y quedarse en la Unión Europea, quien sale es ella. Tampoco se puede romper España y mantenerla unida, por razones obvias. Aunque lo obvio, como el sentido común, ha dejado de regir en una Europa que, por quererlo todo, puede quedarse sin nada.
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