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La mentira según Pujol

ALGO pasa cuando las páginas que los periódicos dedican a la corrupción se leen con la indolencia con que se hace un crucigrama o se miran las esquelas. Se ven con tedio y aburrimiento, a fin de cuentas siempre se corrompen y mueren otros. Forman ... parte del escenario, las asumimos como algo consustancial a la democracia, o mejor dicho, a la democracia que nos venden los que no creen en ella y viven del escaño, de la mamandurria del ayuntamiento, la diputación o la autonomía. Y, dicho esto, no caeré en la tontería de decir ahora eso de que no todos los políticos son iguales. Que lo digan los desiguales, que denuncien los limpios, que sean ellos los que echen a los podridos. ¿Ocurre esto? Nunca. Casos de políticos inmaculados que saben y no cuentan, que han visto y no recuerdan, que han oído y han olvidado hay en toda España. La mayor corrupción es aquella que nace y se desarrolla ante la mirada supuestamente inocente del que sabe lo que está pasando. Que tengan la gallardía de discrepar, que dejen de incubar las horas en los escaños y se atrevan a denunciar.

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