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Editorial

Medievalismo en pleno siglo XXI

Aterradores episodios como el asesinato de las hermanas de Tarrasa nos recuerdan la cruda realidad que se vive aún en muchos rincones del planeta y el difícil encaje del multiculturalismo

Familiares de las víctimas, detenidos en Pakistán
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EL espeluznante asesinato de dos mujeres de origen paquistaní residentes de Tarrasa, víctimas ambas de un ‘crimen de honor’ en la región del Punjab por negarse a un matrimonio a la fuerza con unos primos suyos, nos viene a recordar el atroz y anacrónico medievalismo ... que aún habita en algunos rincones del planeta, donde los derechos humanos no se aplican con plenitud o directamente no existen de manera real, sometidos a leyes ancestrales de inspiración tribal o directamente influidas por el fundamentalismo islamista. El caso de las hermanas Uruj y Anisa Abbas, que engañadas fueron conducidas a Pakistán, donde sus familiares las torturaron salvajemente antes de encontrar la muerte, no son extraños en aquel país asiático, donde a lo largo de 2021 se produjeron 478 crímenes de honor, con un casi idéntico perfil sobrecogedor al de las hermanas de Tarrasa. Con una efectividad pendular, Pakistán ha ido mejorando su legislación con el fin de que estos asesinatos fueran reduciéndose. En 2005, el Gobierno de Islamabad promovió la reforma de su Código Penal para que estos ‘crímenes de honor’ no quedasen impunes. Es de celebrar, sin duda, el propósito de mejora, pero no tanto la ventana que se dejaba abierta para que al final, con la solicitud de perdón de un familiar (conseguida quizá bajo amenaza), a los asesinos se les reduzca sustancialmente la condena o directamente salgan en libertad.

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