Manuel de resistencia

En Manual de resistencia, el doctor Sánchez nos brinda pasajes llenos de delicadezas espirituales, donde se prueba la humildad del hombre que se sabe elegido y, sin embargo, prefiere restarse protagonismo. Así, por ejemplo, cuando narra una entrevista con el Rey: «Enseguida nos reconocimos mutuamente -escribe- como las personas que íbamos a sacar al país del riesgo del bloqueo». ¡Oh, instante felicísimo en el que la monarquía unge al hombre preclaro que habrá de ensanchar la gloria de la patria! Al instante, nos viene a la cabeza el encuentro entre Isabel la Católica y Cristóbal Colón, o el del emperador Carlos y el niño que habría de triunfar en Lepanto. ¡Encuentros dichosos y providenciales para el destino de España! Con razón el hombre que nos ha sacado del bloqueo escribe con finísima modestia: «Puede sonar presuntuoso, pero me doy cuenta de que me crezco en las situaciones difíciles».

Algunos desaprensivos osan calificar de gazapo un pasaje en el que el doctor Sánchez escribe: «Me acordé de San Juan de la Cruz en Salamanca: “Como decíamos ayer...”». ¡Como si un hombre con inteligencia abarcadora e inquieta no pudiera acordarse de San Juan de la Cruz, a la vez que cita a fray Luis de León! Además, está al alcance de cualquier petardo o petarda adjudicar esa cita tan trillada (y acaso apócrifa) a fray Luis; en cambio, ponerla en los labios de San Juan, que estudió en Salamanca, revela al hombre audaz e imaginativo. A ninguna persona letrada se le escapa que las influencias de fray Luis en la obra de San Juan son numerosas; por lo que no debería extrañarnos que San Juan citase de vez en cuando, a modo de homenaje, expresiones que hubiese popularizado en Salamanca fray Luis, como el propio doctor Sánchez cita doscientas o trescientas páginas de otros autores en su brillantísima tesis doctoral.

Pero no podemos pedir a gentes sin gusto ni sensibilidad que comprendan los mecanismos mentales del genio. Algo parecido ocurre cuando el doctor Sánchez atribuye a Einstein una cita que, al parecer, pertenece a Hemingway: «Como dijo Einstein -escribe el doctor Sánchez-, solo hay una forma de saber si puedes confiar en una persona: confiar». La cita, digna de cualquier almanaque cursi o meme memo, parece el pleonasmo de un abrazafarolas, si se la atribuimos al jaranero Hemingway; en cambio, atribuida a Einstein, la frase gana muchísimo en sagacidad y penetración. Los desaprensivos, en fin, repiten machaconamente que Manual de resistencia está escrita por un negro o negra, olvidando que otras cimas de la literatura memorialística también fueron escritas así; pienso, por ejemplo, en las memorias de Laure Junot, duquesa de Abrantes, que contaron con la ayuda de un entonces desconocido Honoré de Balzac, que terminaría siendo su amante. Y es que dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición. O de la misma opinión, como el doctor Sánchez o su negro escriben, trabucando el refrán. ¿Querrán sugerirnos alguna malicia? ¿O se tratará de un lapsus freudiano? Aliquando bonus dormitat Homerus.