Mansiones verdes
De Cayetana a Cayetano es dinamita pa los pollos, aunque sea a la literatura lo que una caseta de perro a la arquitectura
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Iniciar sesiónSi nos interesan las memorias de Madame de Rémusat sobre Napoleón, ¿cómo no van a interesarnos las de Cayetano Martínez de Irujo sobre ellos, los Alba? Que habrá quien esté esperando los nuevos libros de Arturo Pérez Reverte o Mario Vargas Llosa, no digo yo ... que no exista esa gente. Pero con la entrevista del «XL Semanal» y eso de salir con la infanta Elena por patriotismo, el Cid y el presidente de Guatemala Jacobo Árbenz tienen poco que hacer. De Cayetana a Cayetano (La Esfera) es dinamita pa los pollos, aunque sea a la literatura lo que una caseta de perro a la arquitectura. Por la parte humorística sí que le va a ganar Calypso, de David Sedaris, que Blackie Books publicará a principios de 2020. Porque se puede haber crecido en Raleigh (Carolina del Norte), puedes tener traumas infantiles, hermanas que se suicidan, una difícil relación con el padre o una familia disfuncional y aún así conseguir que el lector no pare de reír. Las memorias de Madame de Rémusat también son un retrato de la corte de Napoleón lleno de sentido del humor. Claro que Madame de Rémusat publicó lo suyo en 1880, cuando los protagonistas y los adláteres habían muerto. Madame de Rémusat fue, según Sainte-Beuve, la conversadora predilecta de Napoleón y Talleyrand. Y con eso está dicho bastante. Publicadas por Arpa, Xavier Roca-Ferrer es responsable tanto de la traducción como de haber seleccionado los mejores fragmentos de los tres tomos originales. Cayetano tiene a todos sus hermanos vivos. Y una sociedad cotilla que lo juzgará.
Cayetano Martínez de Irujo se quedó con la casa palacio de Arbaizenea, en San Sebastián, construida por su abuelo paterno. Tiene la preciosa casa esa fachada tan característica cubierta de hiedra. Este fin de semana hemos visto fotos del Palacio de la Moncloa y está casi tan verde como ese lugar donde Cayetano y su hermano Fernando eran enviados en verano a sufrir con las niñeras. Este vergel inmobiliario me recuerda a Mansiones verdes, el libro de W. H. Hudson, el gran escritor de la naturaleza. Muy de actualidad tanto por esta coincidencia de casas verdes como por la selva amazónica de la que tantos doctores han salido las últimas semanas.
Isak Dinesen decía de alguien: «No obstante, era un conversador agradable, entendido en teología, ópera, derecho, moral, injusticia social y otros temas que no servían para nada en la vida práctica». Mujer de otra época, sirven para ser columnista, para ser tertuliano, para esas cosas que, cierto, podrían no servir para nada en los años 30 pero con las que en esta sociedad de servicios se puede uno ganar la vida. Hablando de cualquier cosa. De la Amazonia o de Cayetano Martínez de Irujo. El tío ha sido valiente publicando estas cosas. Cienciología, droga, esa modelo de la que usted me habla, mujeres maduras siendo él menor de edad (pues eso que se llevó, aunque los terapeutas le digan que era abuso sexual; anda ya). Que si otras familias eran normales y se querían, que si la niñera le pegaba, que si su compañero de juergas era Pocholo Martínez Bordiú («Él pegaba saltos»). No va a poder evitar que le cuelguen la etiqueta de pobre niño rico llorón. «No tenía nada, sólo una tristeza infinita». Vaya. «Pour vivre hereux, vivons cachés», dice la famosa expresión francesa. Es decir, para vivir felices vivamos escondidos. Y no es su caso. Mucho menos con este libro. Me acuerdo del Gallo cuando le preguntaron cómo le había ido una tarde. «Las opiniones estaban divididas». «¿Entre tú y El Bomba?». «No. Unos se metían con mi madre y otros con mi padre».
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