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Editorial

Malos tiempos para el Poder Judicial

Mientras el actual Consejo General del Poder Judicial siga una senda «conciliadora», este órgano no será un problema para Sánchez

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Las razonables expectativas de consenso que alumbró el nombramiento de Juan Carlos Campo como ministro de Justicia duraron las 24 horas que tardó Pedro Sánchez en designar a Dolores Delgado como fiscal general del Estado. No hay duda de que al presidente del Gobierno le ... interesa más el control del Ministerio Fiscal que facilitar acuerdos con el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional. En su escala de prioridades, Sánchez quiere tener a corto plazo los beneficios que le rendirá la sincronización de la nueva fiscal general con las necesidades del pacto con los separatistas. De esta importancia operativa del Ministerio Público para la «desjudicialización» -tan querida por Sánchez- dan buena cuenta dos hechos recientes: el consentimiento de la Fiscalía catalana al permiso penitenciario de Cuixart, sedicioso contumaz que ha anunciado que volverá a delinquir, y el apoyo de la Fiscalía de la Sala Tercera del Tribunal Supremo a la suspensión de la inhabilitación de Torra. En la lógica intervencionista del PSOE, la Fiscalía representa poder, y mientras el actual CGPJ siga una senda «conciliadora», este órgano no será un problema para Sánchez.

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